Friday, January 21, 2005

Viejas costumbres

Espérance hay Una sola, y es Nuestra.

Mi niña... no te inquiete el aire que se mueve, las horas que pasan, las luces o las sombras.
Llevas sangre celta mi vida, sangre que no teme a nada ni nadie.
Solo a que el cielo se nos caiga encima... :)
Tú duerme tranquila en mis brazos, y yo te contaré sobre tus viejos abuelos.

Los druidas, el estrato de mayor influencia y poder entre los celtas, sabían leer y escribir griego y latín (como los antiguos sacerdotes egipcios), sin embargo optaron dejar por vía oral, en hermosos versos, la crónica de la existencia de su pueblo. Este fue uno de los principales motivos por el cual no se ha considerado la magnitud, en buena parte de los libros de historia, del importante legado celta que fundamenta notablemente la sociedad occidental, ya que los mismos celtas antiguos no creían –o no formó parte de su tradición- en los documentos escritos.
Para ellos, la poesía, no sólo un recurso literario, sino también mnemotécnico ya que de esa manera intentaban fijar los detalles de las historias en sus memorias. Tan potente fue la tradición oral que ninguna de las historias, leyendas y leyes celtas fueron transcriptas hasta seis o siete siglos después del nacimiento de Cristo, labor que realizaron los monjes celtas irlandeses.
Eran un pueblo guerrero por naturaleza, capaces de luchar de manera muy ruda unos contra otros por un insulto o por el simple placer del combate. Las mujeres eran tan belicosas como sus maridos, "toda una tropa de extranjeros sería incapaz de oponer resistencia a un solo galo si éste llamara a su mujer en su ayuda", según advertía el romano Ammianus Marcellinus a sus compatriotas. Esta ferocidad era alimentada por los druidas en tiempos de guerra mediante los citados sacrificios humanos, destinados a impresionar y asustar – como demuestran los cronistas griegos y latinos- a sus enemigos. Pero fueron conquistados por los romanos porque carecían de una estrategia militar, peleaban llevados por su fervor guerrero, a tal punto que tenían la costumbre de pelear sólo con sus armas, un cinturón y su torques.
Sin embargo tardaron años en derrotarlos y nunca pudieron dominarlos completamente porque mantuvieron su cultura viva, su amor a la libertad, a su tierra y sus clanes. Sentimientos que se trasmiten en el arte, los mitos y las leyendas, y de manera muy especial en la música de sus gaitas, un instrumento emblemático de estos pueblos, ya que para poder apreciarla en su plenitud hay que tocarla al aire libre. Los acantilados, ante el escenario inmenso del mar, y las altas montañas son el marco ideal para que su voz, extrañamente alegre y melancólica a la vez, resuene en los valles o en las cumbres e inunde de una dulce placidez el alma humana.


e Posted by Hello

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