La Sardina Cristina
Espérance hay Una sola, pero es Nuestra.
Princesita!!! Pensabas que me olvidaba de tí?? Perdoname por no haberme sentado a hablar contigo detenidamente en estos días, tranquilas y relajadas, para disfrutarnos, pero es que esto de estudiar y trabajar es duro Anzi ;)
Mami está cansadita pero no se olvida de tí, no lo dudes un momento corazón :) ¿Sabes cosita? El bebé que espera mi compañera Natalia es una nena, una Alexandrita :) Sus padres (los de Natalia) desean que de a luz en su país, Rusia, así que en breve partirá para allá pero luego volverá con la peque a la que yo ya conozco... ¿Que cómo es eso? Natalia me mostró el otro día una ecografía en tres dimensiones de su pequeñita, ya se le veía la carita, los pies, las manitas... Casi se me saltan las lágrimas de la emoción Anzi, porque me acordé de esos días en los que tú flotabas panchamente en mi vientre :)
Hablé esta tarde con la tía Tere, está muy felíz en Colorado Springs pero pilló la gripe así que tiene que cuidarse, ya le dije, hay que dejar el pabellón bien alto!!!
Por favor Esperanza, deja de meterte el puño hasta la garganta que un día te me ahogas... ;P
Y dale, ya está ronroneandome... No seas chantajista, ya sé que hay hambre pero todavía no toca glotona, sólo un ratito más o.k?? Tengo un regalito para tí, sólo que viene de camino desde lejos y aún no ha llegado, pero te juro que nada más "verlo" o más bien "recordarlo" pensé en que debías tenerlo, debía compartirlo contigo porque la primera vez que lo escuché ( y no hay más pistas enana) me emocionó y me encandiló sobremanera, y mira que va dirigido para personitas no mucho más mayores que vos, cosita, pero ya sabes, Mami aún lleva una niñita dentro que no deja de mirarte con ojos de ratoncito, pequeños, negros y brillantes...
Vale, vale, empiezas a berrear, igualito que cuando no se te acuna, adelantaremos la cena 10 minutos pero no te me acostumbres, vale pitufa?? Mientras te voy contando el cuento de "La sardina Cristina", así te vas situando en la actulidad, ahora comprenderás Anzi...
Érase una vez una sardina llamada Cristina que vivía en las profundidades del Océano Atlántico, muy cerquita de las costas de una pequeña y bonita región llamada Galicia. Cristina era muy presumida y sin duda la sardina más guapa y elegante de todo el océano. Sus trajes eran todos color plata y para las grandes ocasiones los tenía con lentejuelas. Tenía muchos amigos: el percebe Seve, el langostino Rufino, el besugo Hugo y el mero Pedro. Juntos les gustaba tomar el sol en verano y charlar en las tardes de invierno, en la orillita del agua. Juntos habían vivido muchas experiencias pero ninguna como la de aquella noche de noviembre que vamos a contar.
- Amigos,- dijo Cristina - me voy a ir para casita. Parece que se aproxima una tormenta. Si queréis os invito a tomar un té de algas en mi casita.
-¡Aceptamos! - dijeron todos a la vez.
Cristina vivía en una casita muy bonita hecha de coral. Era la envidia de todos sus vecinos. El coral no se solía ver en esta parte del océano pero a ella, se lo había traído un marinero del que se había hecho amiga hace muchos años.Estaban ya todos sentados, disfrutando de su té, cuando se oyó un estruendo espantoso.
-¡Ahhh!- gritaron todos - ¿qué habrá sido eso?
-Por el ruido parece haber sido un barco muy grande- dijo Pedro, el mero.
Rufino, el langostino, no paraba de moverse, estaba muy nervioso.
-Habrá que subir a inspeccionar...- dijo Hugo, el besugo, que era el más curioso de todos.
-Será mejor que esperemos a mañana - dijo Seve, el percebe más sensato.
A Cristina se le ocurrió la idea de que se quedaran todos a dormir y así lo hicieron....Pero al día siguiente no amaneció, algo muy negro cubría el agua y no dejaba pasar la luz. En la prensa ya explicaban lo que había ocurrido.Un barco llamado Prestige había sido el culpable.Después de lamentarse un buen rato, decidieron pensar en alguna solución. Fueron a hablar con Neptuno, el rey del mar, quien al enterarse de lo ocurrido se entristeció mucho. Pero él, como buen rey que era, tenía recursos para todo. Juntó a su ejército de calamares y les dijo:
-Calamar Blas, pongo toda mi confianza en ti y en tus calamares, para que salvéis al mar, de esta horrible mancha negra que tanto me entristece.
Los calamares de todo el mundo partieron hacia esa parte del océano, no sin antes despedirse de sus seres queridos. Estaban tristes pero el orgullo de salvar su mar les dio fuerza coraje. Nuestros amigos, mientras aquello no se arreglaba, decidieron hacerle una visita a la trucha Pilucha, una prima lejana de Cristina y así, conocer a su amiga, la anguila Lina.Pilucha vivía en el río más próximo dirección Sur, no era tan amplio como el océano, pero era bastante acogedor.
Cristina y sus amigos llegaron a casa de Pilucha el día de Nochebuena. Llegaron muy cansados pues el viaje había sido largo y agotador.
-¡Prima!¡Cuánto tiempo! Estás tan guapa como siempre. Te presento a mi amiga Lina, la anguila.
Lina era muy tímida y parecía que estaba escondiéndose todo el rato pero era muy amable y buena.Esa Nochebuena fue muy especial para nuestros amigos, era la primera que pasaban fuera de su mar, pero sabían que pronto estarían de vuelta, confiaban en los soldados calamares. Fue una Nochebuena muy muy dulce, porque en el río es todo más dulce que en el mar.Para los marineros de la zona, esas Navidades también fueron especiales, salían a pescar por la mañana y regresaban al mediodía. ¡Claro! Pescar en el río es más fácil que en el mar.Los calamares consiguieron salvar el mar y volvieron a sus casas con las bolsas bien llenas de "tinta". Es por eso, que desde esos días, los calamares tienen su tinta más negra que nunca.Y así es como se solucionó este gran desastre y como Cristina, la sardina, y sus amigos, aprovecharon la ocasión para pasar las Navidades en el campo, con la trucha Pilucha y la anguila Lina.
Colorín colorado este cuento se ha acabado.... Mil besos bebé
1 Comments:
De la que te salvaste Anzita... por suerte Mamá decidió adelantar el horario de comida, y te contó el cuento temprano. Resulta que hoy la bisabuela María de Pontevedra, Galicia, cumple 80 añitos... y no sabés cómo le gustan las sardinas!!! Así que si estaba ella merodeando, seguro se comía a Cristina... Glup!!! ;P
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